martes, 30 de julio de 2013

SOL... amigo y/o enemigo¿?




 
 Desde siempre el ser humano ha mantenido una relación de amor-odio con el sol que se ha acentuado en las últimas décadas.
Hasta hace relativamente poco, la blancura de la piel marcaba el ideal de belleza y además era señal de un alto estatus social, mientras que las pieles oscuras o bronceadas se relacionaban con el trabajo en el campo o al aire libre, y por ello con un menor nivel social.
A partir de los años 60 las pieles bronceadas empezaron a salir en las páginas sociales y se convirtieron en sinónimo de glamur y salud.
Estar bronceado se convirtió en una conducta tan extendida, e incluso obsesiva en algunos casos, que cuando se empezó a relacionar la exposición excesiva al sol con un mayor riesgo de desarrollar ciertos tumores en la piel, apenas se prestó atención a estos datos..
En la actualidad, ya más concienciados del daño que el exceso de exposición solar puede hacer a nuestra piel, cuando llega el verano se nos recuerda constantemente lo peligroso que puede ser el sol, tanto por los problemas asociados a la piel como los ocasionados por el aumento de la radiación solar, que unida a una mayor exposición solar, puede ocasionar daños en los parpados, cataratas, retinitis o quemaduras.

Sabemos que la exposición excesiva al sol puede ser muy dañina… pero no podemos olvidar que el sol es indispensable para la vida, no podemos obviar los efectos beneficiosos que este tiene; la luz del sol penetra a través de los ojos por la retina, llega al hipotálamo (región del cerebro más importante para la coordinación de conductas esenciales, vinculadas al mantenimiento de la especie; regula la liberación de hormonas de la hipófisis, mantiene la temperatura corporal, y organiza conductas, como la alimentación, ingesta de líquidos, apareamiento y agresión; es el regulador central de las funciones viscerales autónomas y endócrinas) en la glándula pineal (órgano que sincroniza la liberación de la hormona melatonina y otras todavía no estudiadas con las fases de luz-oscuridad, es así considerado un transductor neuroendocrino y un «reloj biológico») favorece la formación de melatonina, hormona que contribuye al descanso y recuperación del organismo, combate la inflamación, las infecciones, el cáncer y diferentes trastornos autoinmunes. Hace que el cerebro fabrique serotonina, que es un neurotransmisor que genera calma, bienestar y capacidad de concentración, a través de la piel también puede generar serotonina y melatonina.
Es un gran aliado contra el insomnio, si se duerme bien, se está bien durante el día, gracias a la luz solar se regula el ciclo sueño-vigilia.
Con la luz del sol se necesita un alimento más ligero y resulta más nutritivo y gracias a ello puede ser menos copioso, es decir, también se regula el ciclo hambre-saciedad; si se duerme bien, la sensación de hambre es menor.
El sol es la mejor fuente de vitamina D, esta regula la absorción de calcio por los huesos y asegura el crecimiento óseo.  La formación de vitamina D, requiere colesterol por lo que es un gran aliado en la reducción de los niveles altos de colesterol malo.
La luz solar es un excelente antidepresivo, analgésico, antibacteriano, regenerador celular, antiinflamatorio y mejora la inmunidad y es una fuente imprescindible de calor para asegurar la vida.

Los beneficios del sol tomado regularmente y con prudencia son muchos: mejora el estado de ánimo; los huesos y dientes se fortalecen gracias a la vitamina D que se activa por los rayos solares y es fundamental para su mineralización; ayuda a prevenir y mejorar el acné y la psoriasis; mejora las defensas, aumentando los glóbulos blancos (primer escuadrón de defensa del organismo); reduce el colesterol, que se metaboliza gracias a la luz del sol, además se hace más ejercicio en los días soleados lo que disminuye la grasa corporal; la presión arterial se reduce ya que se dilatan las arterias y se reducen las concentraciones de sangre en los órganos; el corazón se contrae por  acción del calcio, cuando este es insuficiente las hormonas parotídeas lo toman de los huesos para dárselo, una persona que toma el sol reduce los niveles de estas hormonas y aumenta los de calcio; mejora la vida sexual ya que aumenta los niveles de testosterona tanto en hombres como en mujeres y con ello se eleva la libido; nos sentimos más despiertos ya que los rayos ultravioleta regulan la producción de melatonina, que es la hormona que regula los ciclos de sueño; la radiación solar promueve la síntesis de serotonina sustancia relacionada con el bienestar que también contribuye a regular el sueño y la conducta sexual; el sol es una protección natural frente a ciertos canceres, tiene acción directa sobre algunas células y por efecto de la vitamina D quienes toman el sol tienen menos incidencia de cáncer de mama y de colon.
Podemos protegernos de los  excesos de  radiación solar con betacarotenos, vitamina C y bioflavonoides, que se encuentran en frutas, verduras y hortalizas, el sol también lo tomamos si comemos alimentos como los vegetales que crecen y se desarrollan con sus radiaciones; tomar alimentos antioxidantes (como el Té verde…) tienen efecto preventivo contra el cáncer de piel, también los alimentos ricos en ácidos grasos insaturados (omegas 3, 6 y 9) como los frutos secos, semillas…;  alimentos ricos en agua como los cereales integrales (de absorción lenta) que aportan el agua al organismo durante el proceso digestivo.
Otros alimentos pueden resultar nocivos e incrementar los efectos negativos del sol, son los alimentos de digestión difícil como carnes rojas, embutidos, grasas… que se deberían evitar; también las bebidas alcohólicas y el café actúan sobre el cerebro disminuyendo la liberación de la hormona vasopresina que influye en una menor concentración de la orina y una mayor necesidad de orinar, produciendo una eliminación excesiva de líquidos necesarios para combatir los efectos negativos de la exposición solar.
Para tomar el sol de una forma poco dañina se deben  evitar las horas en las que las radiaciones solares son más fuertes, entre las 12h y 16h; nunca se debe tomar el sol sin protección solar, es conveniente aplicarla media hora antes de tumbarse al sol, repetir la aplicación constantemente y después de cada baño, protegerse la cabeza, e ingerir líquidos, la exposición no debería ser superior a 15 minutos continuados, alternar con baños y sombra.
Utiliza protección solar siempre, incluso en días nublados o invierno,  así evitaras el envejecimiento prematuro de la piel.
Las personas mayores deben tener una especial precaución, ya que su temperatura sube más rápidamente y se puede producir un “golpe de calor”, por lo que necesitan abundantes líquidos (agua, zumos, infusiones…) esto les ayudara a sudar más y regular mejor su temperatura corporal.
Las algas nutren, estimulan y revitalizan la piel son muy recomendables después de la exposición al sol, ya que son grandes aliados en lesiones o enrojecimientos de la piel.
Tomar el sol durante unos 10 a 15 minutos diarios aporta grandes beneficios al organismo, pero una exposición excesiva repercute en el envejecimiento cutáneo y puede provocar serios daños.
El sol es siempre tu amigo.. evitar que se transforme en enemigo.. depende solo de ti..

 
 
 
 

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