El proceso reumático es una de las formas que tiene el cuerpo de avisarnos de que algo no va bien, o que hay algo que no estamos haciendo bien, gracias a nuestra naturaleza como seres humanos podemos responder y ayudar a nuestro propio organismo, tanto manteniendo una actitud mental positiva, como manteniendo una dieta alimenticia equilibrada y adecuada.
Lo que comemos
influye directamente en nuestro estado de salud, en el caso de las enfermedades
reumáticas hay una serie de factores de riesgo que pueden llevar a agravar sus síntomas
o bien a hacer que la misma se desarrolle donde no existía.
La obesidad
provoca que las articulaciones se carguen con mucho más peso del que deberían,
la pérdida de peso en estos casos alivia en gran medida el dolor articular.
Otro factor
de riesgo es la sensibilidad intestinal, en los casos de procesos reumatoides los
pacientes presentan lesiones en la mucosa intestinal y excesiva permeabilidad
de la pared intestinal, probablemente debido a que las enzimas intestinales no están
adaptadas a ciertos alimentos, el problema en estos casos es que la medicación que
se suele recetar por parte de la medicina alopática, antiinflamatorios,
contribuyen a aumentar la permeabilidad del intestino y la absorción de antígenos
alimentarios.
Para mejorar
la permeabilidad intestinal, el ayuno o las dietas depurativas son de gran ayuda,
también reducir la ingesta de alimentos potencialmente alergénicos como proteínas
animales (principalmente la proteína láctica), trigo, maíz…
Los alimentos
ricos en purinas aumentan el ácido úrico por lo que deberían eliminarse: carne,
marisco, lentejas, alubias, guisantes, bebidas alcohólicas (entre ellas
especialmente la cerveza, que tiene más purinas que el vino o los licores).
El alcohol
aumenta la producción de lactato y este compite con el ácido úrico en la excreción
renal, además aumenta el riesgo de psoriasis por lo que debe eliminarse en los
casos de artritis psoriasica.
El consumo
elevado de café, bebidas carbónicas, azúcar y sal favorecen la pérdida de masa ósea,
un exceso de sal provoca que la eliminación de calcio se triplique, el consumo
de tres tazas de café al día aumentan en un 80% el riesgo de padecer
osteoporosis, las mujeres que consumen regularmente bebidas carbonatadas tienen
más posibilidades de sufrir fracturas óseas después de los 40 años.
Un consumo
elevado de proteína aumenta los niveles de amoniaco procedente del catabolismo
de las proteínas, este inhibe la absorción de calcio por los riñones. La
ingesta excesiva de leche produce un desbalance mineral perjudicial para el
sistema óseo y otros órganos, un exceso de calcio en el organismo hace que el
cuerpo piense que tiene suficiente y no absorba realmente el que necesita.
La proteína animal
puede ser sustituida por proteína vegetal de gran calidad que además aumenta el
aporte de vitaminas y minerales y por proteína de pescado que también favorece la
reducción de la enfermedad.
Las dietas
ricas en grasas principalmente saturadas debilitan la respuesta inmune, lo que
afectara al comienzo y la severidad de la enfermedad, por el contrario una
dieta baja en calorías y grasas favorece la mejora de la enfermedad, pero otro
no todas las grasas son malas el aceite de oliva virgen extra, los omega 3 y los
pescados grasos ayudan al organismo a luchar contra los procesos inflamatorios.
El ácido
oxálico o los oxalatos, son compuestos contenidos en algunos alimentos que
inhiben la absorción del calcio al unirse a éste mineral y volverlo insoluble
en el intestino. Por eso, para prevenir deficiencias de calcio, debemos reducir
la ingesta simultánea de este junto a los alimentos que mayor contenido en
oxalatos poseen. Los oxalatos, inhiben la reparación normal del colágeno y
promueven la degeneración inflamatoria de la articulación, entre los alimentos
que lo contienen encontramos el cacao, chocolate, nueces y avellanas, bayas,
ruibarbo, judías, acedera y espinacas.
Hay
alimentos que por su particular composición favorecen la inflamación, lo que
empeora el dolor. Entre ellos se encuentran los vegetales de la familia de las
solanáceas cuyo consumo puede afectar a la artritis de forma negativa en
personas sensibles. Esta familia incluye el tomate, la patata, la berenjena, el
pimiento, la planta del tabaco y otras reconocidas por su toxicidad como la
mandrágora y la belladona. Todas ellas tienen en común su contenido en
alcaloides tóxicos y uno de ellos, la solanina, es la sustancia más reconocida.
Estos glicoalcaloides tienen una función relevante en el desarrollo y
protección de las plantas al defenderlas contra hongos, bacterias y parásitos.
Una dieta
apropiada para la mejora de las enfermedades reumatoides debería por tanto
excluir alimentos como el café y los refrescos carbonatados, carnes rojas, el
vinagre, vegetales ricos en acido oxálico, la acelgas, espinacas y pistachos….,
vegetales de la familia de las solanáceas, como tomate, patata….,el azúcar blanco,
productos de pastelería y bollería, harina refinada, cerveza y los alimentos
ricos en aditivos y grasas transgénicas, y reducir al mínimo el consumo de sal.
En líneas
generales, y para no ser excesivamente drástico pero mantener a raya el dolor , si se padece de enfermedad reumatoide se habría de elegir el pescado frente a la carne, los pescados de
mar a los de río o de piscifactorías, la carnes de animales criados en libertad
a los de crianza industrial (criados con piensos y estabulados sin el menor
movimiento), el jamón y los embutidos curados y secados a cualquier fiambre
cárnica (todas con largos procesos de elaboración y multitud de aditivos),
alimentos crudos o con muy poco tiempo al fuego mejor que guisos, pucheros y asados
con largas exposiciones al calor, frutas y verduras naturales mejor que las
envasadas, zumos hechos en casa que los ya envasados, primar siempre
los alimentos naturales, evitar los productos industriales siempre que sea
posible, estos, además de que la procedencia y calidad de sus componentes puede
no ser la que dicen en sus etiquetas, llevan generalmente multitud de aditivos
como conservantes, colorantes, estabilizantes, potenciadores del sabor,
espesantes y un largo etcétera de productos químicos de los que entre otras muchas cosas aumentan los niveles de acido oxálico, purinas, amoniaco...... y de cuyos efectos secundarios se sabe muy poco.
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