viernes, 17 de mayo de 2013

NOTAS PARA UNA DIETA ADECUADA EN LAS ENFERMEDADES REUMATICAS.



El proceso reumático es una de las formas que tiene el cuerpo de avisarnos de que algo no va bien, o que hay algo que no estamos haciendo bien, gracias a nuestra naturaleza como seres humanos podemos responder y ayudar a nuestro propio organismo, tanto manteniendo una actitud mental positiva, como manteniendo una dieta alimenticia equilibrada y adecuada.

Lo que comemos influye directamente en nuestro estado de salud, en el caso de las enfermedades reumáticas hay una serie de factores de riesgo que pueden llevar a agravar sus síntomas o bien a hacer que la misma se desarrolle donde no existía.

La obesidad provoca que las articulaciones se carguen con mucho más peso del que deberían, la pérdida de peso en estos casos alivia en gran medida el dolor articular.

Otro factor de riesgo es la sensibilidad intestinal, en los casos de procesos reumatoides los pacientes presentan lesiones en la mucosa intestinal y excesiva permeabilidad de la pared intestinal, probablemente debido a que las enzimas intestinales no están adaptadas a ciertos alimentos, el problema en estos casos es que la medicación que se suele recetar por parte de la medicina alopática, antiinflamatorios, contribuyen a aumentar la permeabilidad del intestino y la absorción de antígenos alimentarios.

Para mejorar la permeabilidad intestinal, el ayuno o las dietas depurativas son de gran ayuda, también reducir la ingesta de alimentos potencialmente alergénicos como proteínas animales (principalmente la proteína láctica), trigo, maíz…

Los alimentos ricos en purinas aumentan el ácido úrico por lo que deberían eliminarse: carne, marisco, lentejas, alubias, guisantes, bebidas alcohólicas (entre ellas especialmente la cerveza, que tiene más purinas que el vino o los licores).

El alcohol aumenta la producción de lactato y este compite con el ácido úrico en la excreción renal, además aumenta el riesgo de psoriasis por lo que debe eliminarse en los casos de artritis psoriasica.

El consumo elevado de café, bebidas carbónicas, azúcar y sal favorecen la pérdida de masa ósea, un exceso de sal provoca que la eliminación de calcio se triplique, el consumo de tres tazas de café al día aumentan en un 80% el riesgo de padecer osteoporosis, las mujeres que consumen regularmente bebidas carbonatadas tienen más posibilidades de sufrir fracturas óseas después de los 40 años.

Un consumo elevado de proteína aumenta los niveles de amoniaco procedente del catabolismo de las proteínas, este inhibe la absorción de calcio por los riñones. La ingesta excesiva de leche produce un desbalance mineral perjudicial para el sistema óseo y otros órganos, un exceso de calcio en el organismo hace que el cuerpo piense que tiene suficiente y no absorba realmente el que necesita.

La proteína animal puede ser sustituida por proteína vegetal de gran calidad que además aumenta el aporte de vitaminas y minerales y por proteína de pescado que también favorece la reducción de la enfermedad.

Las dietas ricas en grasas principalmente saturadas debilitan la respuesta inmune, lo que afectara al comienzo y la severidad de la enfermedad, por el contrario una dieta baja en calorías y grasas favorece la mejora de la enfermedad, pero otro no todas las grasas son malas el aceite de oliva virgen extra, los omega 3 y los pescados grasos ayudan al organismo a luchar contra los procesos inflamatorios.

El ácido oxálico o los oxalatos, son compuestos contenidos en algunos alimentos que inhiben la absorción del calcio al unirse a éste mineral y volverlo insoluble en el intestino. Por eso, para prevenir deficiencias de calcio, debemos reducir la ingesta simultánea de este junto a los alimentos que mayor contenido en oxalatos poseen. Los oxalatos, inhiben la reparación normal del colágeno y promueven la degeneración inflamatoria de la articulación, entre los alimentos que lo contienen encontramos el cacao, chocolate, nueces y avellanas, bayas, ruibarbo, judías, acedera y espinacas.

Hay alimentos que por su particular composición favorecen la inflamación, lo que empeora el dolor. Entre ellos se encuentran los vegetales de la familia de las solanáceas cuyo consumo puede afectar a la artritis de forma negativa en personas sensibles. Esta familia incluye el tomate, la patata, la berenjena, el pimiento, la planta del tabaco y otras reconocidas por su toxicidad como la mandrágora y la belladona. Todas ellas tienen en común su contenido en alcaloides tóxicos y uno de ellos, la solanina, es la sustancia más reconocida. Estos glicoalcaloides tienen una función relevante en el desarrollo y protección de las plantas al defenderlas contra hongos, bacterias y parásitos.

Una dieta apropiada para la mejora de las enfermedades reumatoides debería por tanto excluir alimentos como el café y los refrescos carbonatados, carnes rojas, el vinagre, vegetales ricos en acido oxálico, la acelgas, espinacas y pistachos…., vegetales de la familia de las solanáceas, como tomate, patata….,el azúcar blanco, productos de pastelería y bollería, harina refinada, cerveza y los alimentos ricos en aditivos y grasas transgénicas, y reducir al mínimo el consumo de sal.

En líneas generales, y para no ser excesivamente drástico pero mantener a raya el dolor , si se padece de enfermedad reumatoide se habría de elegir el pescado frente a la carne, los pescados de mar a los de río o de piscifactorías, la carnes de animales criados en libertad a los de crianza industrial (criados con piensos y estabulados sin el menor movimiento), el jamón y los embutidos curados y secados a cualquier fiambre cárnica (todas con largos procesos de elaboración y multitud de aditivos), alimentos crudos o con muy poco tiempo al fuego mejor que guisos, pucheros y asados con largas exposiciones al calor, frutas y verduras naturales mejor que las envasadas, zumos hechos en casa que los ya envasados, primar siempre los alimentos naturales, evitar los productos industriales siempre que sea posible, estos, además de que la procedencia y calidad de sus componentes puede no ser la que dicen en sus etiquetas, llevan generalmente multitud de aditivos como conservantes, colorantes, estabilizantes, potenciadores del sabor, espesantes y un largo etcétera de productos químicos de los que entre otras muchas cosas aumentan los niveles de acido oxálico, purinas, amoniaco...... y de cuyos efectos secundarios se sabe muy poco.

 

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